Diagnosticar el cáncer durante el embarazo puede ser complicado, ya que los cambios
fisiológicos del embarazo pueden enmascarar, o hacer que no se tengan en consideración, los síntomas de la enfermedad, puesto que se suelen atribuir al embarazo.
No obstante, existen muchos estudios que pueden ayudar a la detección oportuna del cáncer durante el proceso de gestación. Aquí les dejamos un listado de los más seguros.
Ecografía
Los ultrasonidos no tienen efectos secundarios sobre el feto, por lo que siempre que sea posible se debe dar prioridad a la ecografía sobre los exámenes irradiantes, aunque a veces su realización resulte difícil por el volumen uterino alcanzado al final del embarazo.
Radiología convencional y moderna
Las radiografías estándar y la tomografía axial computarizada (TC) son pruebas irradiantes, y sus efectos sobre el feto dependen de la edad gestacional y de la dosis recibida. El principio de radioprotección as low as reasonably achievable (ALARA) consiste en utilizar, una vez justificado el examen, las dosis mínimas de rayos sin por ello atenuar el valor diagnóstico de la prueba. La mayoría de los exámenes radiológicos presentan poco riesgo para el feto, porque la radiación recibida es débil, por debajo del umbral de los efectos secundarios (menos de 100 mSv o 10-20 cGy) El estudio de extensión a distancia queda reservado para las pacientes que tengan una alta probabilidad de metástasis y cuando su detección pueda modificar la terapéutica elegida.
La radiología convencional no está contraindicada cuando el feto no se encuentra en el campo de irradiación. En ese caso, se le protegerá con un delantal de plomo colocado sobre el abdomen de la madre.
La TC requiere casi siempre la inyección de producto de contraste yodado que atraviesa la placenta y, en casos excepcionales, puede alterar la función tiroidea fetal. Su uso debe tener en cuenta el balance beneficio/riesgo, y después del parto será necesario realizar un control de la función tiroidea del recién nacido.
Resonancia magnética
La resonancia magnética (RM) no es un examen irradiante. El gadolinio, producto de contraste magnético, atraviesa la placenta, alcanza la circulación fetal y, después, se acumula en el líquido amniótico. No ha sido descrito hasta la fecha ningún efecto teratógeno o mutágeno. Por lo tanto, utilizar gadolinio está permitido en la gestante, bajo estricto control y siempre que se considere necesario, pero no durante el primer trimestre del embarazo.
Tomografía por emisión de positrones acoplada a tomografía computarizada y medicina nuclear
Las indicaciones de las pruebas de imagen nuclear deben limitarse durante el embarazo y aplazarse al posparto siempre que sea posible. La irradiación fetal depende del trazador empleado, de la permeabilidad placentaria a dicho trazador, de su compartimento de biodisponibilidad, de su afinidad por los tejidos, de su semivida y del tipo de radiaciones que emite. Se deben tomar medidas de protección fetal con el fin de limitar la radiación asociada a la eliminación de los trazadores por la orina (hiperhidratación, micciones frecuentes o sonda permanente).
La F-fluorodesoxiglucosa (F-FDG) atraviesa la placenta, por lo que su uso no está recomendado durante el embarazo [6]. Si esta prueba es indispensable para el tratamiento de la paciente, conviene aplazar más allá del sexto mes de gestación. La gammagrafía ósea se puede realizar cuando existe una importante sospecha de metástasis óseas y cuando su detección modifica el tratamiento de la paciente.
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