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Foto del escritorValeria Benavides

Radiación y cáncer de mama: todo lo que debes saber.





El cáncer de mama es tratado de diferentes maneras, pero una de las más comunes es a través de la radiación. Dependiendo del tipo de cáncer y la etapa en las que estés determina con detalle la combinación de tratamientos a aplicar, pero lo más usual es que el tratamiento se base en quimioterapias y radiación.


Hoy vamos a platicar sobre la radiación para que tengas más información y claridad sobre lo que significa.


La radiación o terapia de radiación es el uso de rayos o partículas en altas dosis que sirven para destruir las células cancerosas. Existe evidencia de que este tipo de tratamiento destruye o “mata” el crecimiento de estas células que comúnmente crecen de manera acelerada.




Si bien es cierto que es muy difícil que la radiación únicamente afecte a las células cancerosas y que pueden comprometerse las que están alrededor, es también un hecho que las células sanas, tienen la capacidad de sanar y recuperarse de manera efectiva y rápida. La manera de evitar que se dañen otras células se logra a través de la personalización del tratamiento en donde se usa la menor cantidad de radiación posible, distribuida en varias sesiones y delimitando de manera muy específica en dónde se colocará.


Recuerdo que mi primera sesión de radiación fue sólo para marcar (literal con unas pequeñas agujas con tinta) y para programar el equipo para que solamente diera esos minutos y en esa zona tal cual para mi caso y mi cuerpo. Se trata de que el equipo quede alineado a la perfección con la ubicación del tumor.


La radioterapia externa es la forma más común de aplicar radioterapia para el cáncer de mama. Se utiliza una máquina llamada acelerador lineal, que es el que produce radiación y dirige los rayos al área específica del tumor.




Existe otro tipo de radiación que es interna que se conoce como braquiterapia. Permite una mayor dosis de radiación en un área más pequeña que lo que pudiera ser posible con el tratamiento de radiación externa. Usa una fuente de radiación que está sellada en un pequeño contenedor llamado implante y se coloca internamente.

Es muy importante que sepas que este tratamiento se aplica en sólo unos minutos y que no es como la quimioterapia en la que debes pasar varias horas en el hospital durante el proceso.



Algunos de los efectos secundarios más comunes son:


· Irritación en la piel

· Quemaduras similares a cómo cuando tomas sol de más

· Sequedad en la piel

· Comezón o picazón en la zona

· Sensibilidad en la piel

· Fatiga y cansancio

· Algunos otros efectos secundarios pueden ser también que pierdas sensibilidad en la zona y que sientas un poco más dura y menos elástica.






A partir de que inicies tratamiento de radiación externa, es importantísimo que cuides tu piel mucho y que sepas que tomará meses en recuperarse.


Así que algunos consejos que a mí me sirvieron son:


· Descansar

· Mantente hidratada y lo mejor nutrida posible

· Utiliza cremas especiales para la zona afectada, pues todos los químicos de las cremas comerciales pueden hacerte más daño.

· Evita la regadera con agua muy caliente o muy fría.

· Usa ropa de algodón y sin apretar para proteger el área

· Dile NO al Sol directo por unos meses.

· Evita todos los productos que irritan la piel como perfume y tratamientos con alcohol y otros químicos irritantes.


La verdad es que para mí fue sencillo este tratamiento después de pasar por la cirugía y la quimioterapia, así que no te agobies por lo que viene, hay muchas cosas que puedes hacer para sentirte mejor.


¡Se trata de estar enfocada en ti y en tu salud!



Si te gustó esta información, por favor hazla llegar a quien creas puede serle útil y compárteme todas tus dudas.


Para más información visita el blog de Valeria Benavides





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